Porque hacer ejercicio físico es bueno para tu cerebro

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Porque hacer ejercicio físico es bueno para tu cerebro

Si hace tiempo que no haces ejercicio, deberías pensar seriamente en ponerte a ello. Está demostrado que realizar actividad física de forma habitual no solo es bueno para tu salud corporal, también mental. La razón por la que nuestros músculos, huesos o corazón necesitan ejercitarse parece obvia pero, ¿y el cerebro? ¿Por qué hacer ejercicio físico nos ayuda a estar más sanos mentalmente? Ahí va una explicación.

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Investigadores y científicos del Instituto de Neurociencia del Trinity College de Dublín, Irlanda, dentro de la iniciativa europea Hello Brain, han reunido en un genial vídeo algunas de las principales conclusiones científicas de por qué el ejercicio físico es beneficioso para el cerebro. Una de las razones claves es el oxígeno.


El cerebro de una persona adulta supone de media solo el 2% de su peso total. Sin embargo, consume hasta el 20% del oxígeno que respiramos. Cuando hacemos ejercicio físico, la sangre riega el cerebro de forma más intensa, llevando consigo más cantidad de oxígeno a las neuronas. Los científicos creen que el aumento en la cantidad de oxígeno que recibe el cerebro ayuda a estimular la creación de nuevas células del sistema nervioso central (SNC) (neuronas y células gliales), un proceso conocido como neurogénesis.

Incrementar el número de neuronas ayuda a generar lo que los investigadores llaman “reserva cerebral”. Este incremento puede compensar en parte la pérdida de células nerviosas a medida que nos hacemos mayores, de forma que seguimos mentalmente más sanos que una persona con menor “reserva cerebral”.

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El ejercicio físico es bueno para el cerebro incluso una vez este está “dañado” por la edad. Un estudio lo demostró con un experimento: investigadores seleccionaron un grupo de mujeres de entre 70 y 80 años con una leve deficiencia cognitiva a las que pidieron realizar ejercicio físico durante 6 meses. Al final de ese periodo midieron la rapidez de procesado de su cerebro y comprobaron una clara mejoría respecto a las cifras anteriores.

En definitiva, si haces ejercicio ahora, no solo tu cuerpo te lo agradecerá en el futuro – también tu cerebro. Puedes ver debajo el vídeo de Hello Brain con la explicación, en colaboración con el espacio HeadSqueeze de la BBC.

Fuente: es.gizmodo.com


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¿Ha oído hablar de la ‘bulimia del ejercicio’?

El hombre comienza su artículo publicado por la revista Esquire describiendo los paisajes hermosísimos que se pueden apreciar desde la cima de las pirámides en las ruinas de Oaxaca, México, pero no porque los haya disfrutado, sino porque su esposa le cuenta mientras él está ‘expiando culpas alimenticias’ en un gimnasio cercano.

El deportista obsesivo, que va al gimnasio por lo menos 360 días al año, narra otra de sus anécdotas en la que resultó levantando pesas en un colegio vacío durante un viaje a escocia a catar whiskies: “Yo parecía un pervertido de banca de parque haciendo ejercicio solo mientras el resto bebía en una destilería”, dice O’Neil, y continúa: “Luego me fui a trotar por un hermoso campo lleno de ovejas hasta que la batería de mi celular se murió y luego me perdí”. “Pero así soy yo”, se excusa.

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O’Neil mide 1,80 metros y pesa 80 kilos, y no se considera un tipo musculoso, pese a ir todos los días al gimnasio, y no a entablar charla sino a ejercitarse, pero eso también podría ser un síntoma de su obsesión por el ejercicio, y es que si se mira al espejo, jamás va a estar satisfecho con como luce su cuerpo, lo que acerca su ‘condición’ a la bulimia alimenticia.

Y acerca de la sensación de cuando se mira al espejo, el tipo exclama: “Lo que veo en el espejo no corresponde a la realidad. Veo un pedazo de mi**rda y es cuando pienso que es hora de castigar a mi cuerpo por defraudarme”.
Aunque su obsesión por el ejercicio, relacionada con la ingesta de alimentos, no está rotulada dentro del ‘Manual de diagnóstico y estadística para los desórdenes mentales’, él acaba de acuñar el término ‘bulimia del ejercicio’, que no solo se manifiesta por trabajar el cuerpo, sino por no dejarlo descansar y por aguantar hambre pensando que está muy gordo.

El obsesivo es consciente de que los resultados de su condición son negativos (aunque a él no le importa), y puede causarle debilidad mental y emocional, cuando cree que no se ha ejercitado lo suficiente; pérdida de densidad ósea; falta de nutrición, dolor en las articulaciones, fatiga muscular, lesiones recurrentes y fatiga persistente.

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Pese a que el médico le ha dicho que repose para que deje recuperar el cuerpo y se alivie de una lesión de espalda, el hombre hace ejercicio hasta que las piernas no le dan y se le espasma la espalda, lo cual ‘soluciona’ con cantidades industriales de Advil.


La tripa cervecera no se quita con ejercicio

Los expertos son muy claros: la dieta tiene mucho que ver en eso de conseguir los abdominales perfectos. Es la pura verdad. Puedes matarte a abdominales todos los días, no servirá para nada si no lo combinas con una dieta adecuada que te ayude a eliminar la capa de grasa que los cubre. Entonces, ¿qué tenemos que hacer para tener una tableta de chocolate mejor que la de Cristiano Ronaldo?

“El primer sitio en el que el hombre empieza a acumular grasa es en el abdomen”, afirma el entrenador personal Juan Ruiz López. “Es una cuestión hormonal contra la que nada podemos hacer”. Es en esa zona del cuerpo donde van a parar nuestros primeros ‘depósitos’ de grasa y de ahí que sea la más complicada de eliminar: “La grasa en el cuerpo se elimina de manera uniforme y siempre tarda más en irse la que más tiempo lleva ahí”.

Así que si tu propósito es quitarte unos centímetros de perímetro abdominal ya puedes ponerte en serio con la dieta porque por más abdominales que hagas el resultado será mínimo. “De hecho, muchos hombres trabajan los abdominales pensando en que así van a eliminar la grasa pero lo único que consiguen es desarrollar el tamaño del músculo lo que puede ocasionar que parezca que la tripa aumenta.”, continúa Ruiz López.” Todos tenemos el six pack, pero hay que eliminar la grasa para que se vea. Eso sí, será más o menos perceptible y llamativo dependiendo de lo que lo trabajes”.

Para ello nuestro entrenador personal de cabecera nos recomienda un ejercicio en especial: “Nos tumbaremos boca abajo en el suelo e imitaremos la postura de erguidos apoyados solo en los pies y en los antebrazos. Así conseguiremos una faja abdominal más fuerte. Se ha visto que los crunch, los abdominales de toda la vida, los que hacíamos en el colegio, no cumplen con la función del abdomen”.

EL PAPEL DE LA INSULINA

“La insulina, para que nos entendamos, almacena los carbohidratos de la dieta en el músculo y en el hígado. Cuando las reservas están llenas, el cuerpo debe almacenar ese exceso de glucosa y lo hace en forma de grasa”, asegura Sergio Espinar. “Si saturamos ese sistema nos volvemos resistentes a la insulina, nuestro músculo capta menos glucosa y habrá mayor cantidad para almacenarse como grasa. Conseguir que nuestra insulina sea eficiente puede ser una clave para reducir la grasa corporal”.

Y para conseguir este efecto el experto señala dos vías: “La baja presencia de carbohidratos (es decir, dietas altas en grasas) y el ejercicio físico. Si combinamos ambas, aumentaremos la sensibilidad de la insulina más de un 60%. Llevamos años equivocados, las dietas altas en grasas pueden ser beneficiosas”.

¿CÓMO CONSEGUIR MANTENERNOS?

Y una vez que consigues estar en forma… ¿qué toca hacer?: “La pérdida de peso depende fundamentalmente de la dieta, por lo que la actividad física utilizada exclusivamente como medida para perder peso y perímetro de cintura es menos eficaz que utilizada en combinación con una dieta equilibrada y moderadamente hipocalórica”, asegura el doctor Camilo Silva Froján, médico de la Clínica Universidad de Navarra. “La actividad física es, no obstante, fundamental para evitar la ‘reganancia’ de peso una vez que se ha perdido, es decir, los individuos sedentarios vuelven a ganar peso con más facilidad que los sujetos físicamente activos”.

La conclusión es clara: no conseguirás nada si no empiezas a cuidar tu dieta. Y es que la frase tan popular en los expertos es totalmente cierta: “Los abdominales se cocinan en la cocina”.