Las decisiones que se toman en el mundo real nada tienen que ver con las del ajedrez
Las decisiones que se toman en el mundo real nada tienen que ver con las del ajedrez, donde pueden verse todas las piezas del contrario y calcular sus movimientos futuros. “La vida no es así, sino que consiste en hacer faroles, utilizar tácticas de engaño y en preguntarse a uno mismo qué es lo que la otra persona cree que voy a hacer”, aseguraba el fundador de la teoría de juegos moderna, John von Neumann. Y en ese panorama coincide a la perfección con el póker.
El mejor jugador de póker del mundo podría jugar contra este rival 200 partidas por hora durante 12 horas al día a lo largo de 70 años. Y jamás podría derrotarlo, independientemente de las cartas recibidas y de la estrategia. Se llama Cepheus y, obviamente, no es de carne y hueso. Se trata de un algoritmo desarrollado por la Universidad de Alberta (Canadá), y aquellos que se atrevan incluso pueden enfrentarse a él.
“Consideramos un juego resuelto si conocemos una estrategia que saca el máximo valor contra el oponente perfecto”, explica a Teknautasuno de los coautores del estudio publicado hoy en Science, Neil Burch. Y puede decirse que este popular juego de cartas ha sido resuelto, porque los resultados mostraron que un oponente perfecto ganaría (de media) menos de la milésima parte de una ciega grande por mano, que son las pequeñas cantidades que se apuestan inicialmente en cada partida.
“La estrategia Cepheus está tan cercana a la perfección que incluso si un ser humano pudiera descubrir cómo jugar perfectamente contra el algoritmo, algo muy poco probable, no podría jugar suficientes manos durante su vida como para que pudiéramos considerar que está ganando”, asegura Burch. Y es que Cepheus puede perder una mano, como cualquiera con un poco de mala suerte, pero a largo plazo es imbatible, cuando la suerte no tiene tanta importancia. Según el investigador “nunca se equivoca, por lo que si se juegan suficientes manos ganará”.
“Puede considerarse a Cepheus como el mejor jugador del mundo, con un juego casi perfecto”, explica Burch. Por eso no importa lo bueno que sea el rival, no perderá. Irónicamente, si el oponente es muy malo, conseguirá menos dinero de él del que lograría un profesional. Esto es debido a que el programa siempre está en guardia ante la posibilidad de que el otro jugador sea muy bueno. “No castiga los errores del rival tan duro como un ser humano, simplemente evita cometer sus propios errores”, aclara el investigador.
La estrategia que ha creado Cepheus ocupa más de 260 terabytes de información, que es 1.000 veces más de lo que ocupa la Wikipedia inglesa. Sin embargo, un algoritmo llamado CFR+ es capaz de comprimir todos estos datos en apentas 10 terabytes.
El póker y su variante más jugada, Texas hold’em, es un juego de información imperfecta, donde los jugadores ignoran parte de la información, como las cartas que tiene el oponente y algunas de las cartas que se colocan sobre la mesa. Esa particularidad lo ha convertido en un reto para la inteligencia artificial durante más de 40 años, que no había logrado resolverlo hasta ahora.
Esta información parcial convierte su comprensión informática en todo un reto. Mientras que el programa Chinook derrotó –y por lo tanto sustituyó– al campeón mundial de damas en 1994, Polaris no consiguió buenos resultados con jugadores profesionales de póker hasta 2008. Por el mismo motivo, las damas fueron resueltas en 2007, mientras que el póker ha tenido que esperar hasta ahora.
Podría tomar decisiones médicas
El logro no se ciñe al mundo del póker. La teoría de juegos tiene muchas aplicaciones en las que CFR+ podría ser útil. Es decir, en otras situaciones donde haya que tomar una decisión sin poder conocer previamente toda la información. Una de ellas es la seguridad, que es como un juego que se puede resolver. “Un jugador es el defensor y otro el atacante”, explica Burch.
De esta forma, el algoritmo informaría al defensor de la estrategia a seguir a la hora de colocar y gestionar los recursos, desde perros policía a lanchas guardacostas. “Como Cepheus sabe farolear, no se le puede engañar”, añade el investigador.
Esta estrategia también podría aplicarse a la hora de tomar decisiones médicas. Burch considera que, como cada paciente reacciona de una forma diferente, “podría convertirse este problema en un juego donde la naturaleza es el oponente”.
Las decisiones que se toman en el mundo real nada tienen que ver con las del ajedrez, donde pueden verse todas las piezas del contrario y calcular sus movimientos futuros. “La vida no es así, sino que consiste en hacer faroles, utilizar tácticas de engaño y en preguntarse a uno mismo qué es lo que la otra persona cree que voy a hacer”, aseguraba el fundador de la teoría de juegos moderna, John von Neumann. Y en ese panorama coincide a la perfección con el póker.