El miedo engorda o hace perder peso, le explicamos porqué
La situación generada por el nuevo coronavirus, denominado técnicamente SARS-Cov-2, ha provocado que nos adentremos en un escenario totalmente desconocido que ha hecho saltar por los aires nuestra rutina a todos los niveles y está haciendo aflorar sentimientos y sensaciones angustiosas como el miedo.
El problema es que, además de suponer un obstáculo para nuestra salud mental, el miedo también provoca que comamos más y peor. “El confinamiento exige un sacrificio extra: comer menos. Pero el miedo también engorda
De este modo, la situación hace que disminuyamos la actividad física y asaltemos la nevera con más frecuencia, pero también la ansiedad, el miedo y el estrés producido por lo desconocido hace que nuestro cuerpo reaccione.
“Que nadie se extrañe si tiene más hambre. El miedo hace almacenar grasa. Este estrés emocional, este estado de inquietud generado por el coronavirus moviliza una complejidad de hormonas y neurotransmisores que nos hace almacenar más energía, tener reservas”, añade la también investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).
Además, la puesta en marcha de un mecanismo ancestral en el ser humano que hace millones de años les preparaba para épocas en las que había menos alimentos, ahora se activa ante una situación que rompe la rutina habitual y nos provoca ansiedad. Y tomar peores decisiones.
“Hace que comamos más y que escojamos productos más calóricos como chocolate, embutido, queso…Pero tenemos que combatirlo con otros alimentos saciantes y con menos calorías, como frutas y verduras, que nos aportan vitaminas, minerales y agua” ; aquellas personas con diabetes, hipertensión u obesidad deben extremar la precaución.
De igual forma, hay que tener en cuenta el equilibrio calórico. Si no gastamos tanta energía tampoco debemos seguir consumiendo las mismas calorías que en el día a día habitual. Hay que reducir las raciones. “Un adulto que apenas se mueva no debe pasar, según la edad, de 1.300-1.700 calorías que ascenderían a 2.000 en una jornada de actividad normal”.
Aquí algunas pautas para controlar la dieta y mejorar la salud
- Planificar una compra cada tres días y llenar el carrito de frutas y verduras de todo tipo.
- Desayunar a base de pan integral, un poquito de aceite de oliva y tomate natural. Incluso se le puede añadir proteína, como atún o pavo.
- Un primer plato siempre de ensalada o verdura, tanto para comer como para cenar. “Es mejor la verdura entera que en puré, es más saciante”,
- Un segundo plato con alimentos protéicos: pescado, carnes, huevos o pollo.
- Otra posibilidad es el plato único, siempre precedido de ensalada. Y para eso lo ideal son los potajes de legumbres con verduras y añadir un poco de carne, pollo o pescado. “La legumbre no es tan calórica como muchos creen, un guiso completo puede tener 350 calorías en una dieta de 1.500”.
- Prohibido añadir ingredientes altos en calorías, como las salsas, a las pastas y al arroz, mejor integrales.
- Entre horas no hay que mirar lo que tenemos en la nevera, tan solo abrirla y coger fruta, como el saciante plátano, o un yogur con un puñadito de nueces.
- El agua y las infusiones también ayudan a tener el estómago entretenido y el alcohol, mejor evitarlo. Cuidado con esa cerveza o vino con los que compensamos estar encerrados, mejor dosificarlos.
- El pan se debe restringir, “es muy adictivo, como la pasta”, y reservarlo para el desayuno y por supuesto en su versión integral. Los niños sí pueden tomar bocadillos para merendar y , por supuesto, el mismo menú recomendado a los mayores.
- Comer y cenar a mesa puesta y sin televisión. Estar pendiente de la pantalla hace que inconscientemente comamos más.
- Ejercicio de 20-30 minutos dos veces al día para controlar la inquietud y quemar calorías. Por internet se pueden seguir tutoriales, desde zumba hasta estiramientos y relajación.
Así que no se extrañen si también por el contrario estamos bajando de peso , por el Miedo quemamos más calorias¡